29 de diciembre de 2011

La Educación y la opinión pública. Marina Subirats


¡Hola compañeros!
Cuando uno entra en una dinámica de no parar de leer, de querer profundizar más y más en lo que despierta curiosidad, es difícil parar. Últimamente estoy centrando muchas entradas relacionadas con las Ciencias Sociales, pero qué queréis que le haga, soy uno que estudia Educación Social. Aun así ya os anuncio que estoy preparando más contenidos diversos, como es costumbre. En el mundo nos rodean muchas cosas, y por eso no me parece bien centrar un espacio para compartir en siempre lo mismo, Los intereses e inquietudes de uno pueden ser muy diferentes entre ellos (pero nunca opuestos).

Para uno de los trabajos que tenemos que realizar, nos han puesto un artículo de Marina Sobirats titulado ¿Coeducación o escuela segregada? Un viejo y persistente devate, es cuál tiene una interesante introducción. Ésta cita:

Desde el punto de vista de la opinión pública, la educación tiene una característica que comparte con otros ámbitos de la sociedad, pero que en este caso es especialmente aguda: todo el mundo se considera preparado para opinar, para sugerir, para criticar, para decidir la solución idónea. A diferencia de otros ámbitos de la vida social, que aparecen o como privados, y por lo tanto menos sujetos al debate público, como por ejemplo la producción industrial o el sector bancario, o como tan técnicos que se admite su desconocimiento, como por ejemplo la sanidad, la educación es un ámbito “blando”. Una gran parte de la población tiene o ha tenido una relación frecuente con él, sea como estudiantes, como padres y madres, como docentes; y su lenguaje no es excesivamente especializado. Así que todo la designa como un campo abierto, de debate permanente y muy sometido a los influjos de opiniones e ideologías, y, de modo creciente, utilizado también como espacio de debate político y partidista, arena de enfrentamiento de intereses de grupo a veces muy distantes de los que se derivan de la propia actividad educativa.

Esta característica introduce, de inmediato, la dificultad de los debates de fondo, basados en experiencias contrastadas. No creo que la eficacia de los tratamientos del cáncer puedan ser debatidos en las televisiones, en los periódicos, o utilizada como arma contra un determinado gobierno; pero el fracaso escolar, sus causas y sus posibles remedios, son sometidos de continuo a la consideración pública con opiniones de todo tipo y atribuciones de causas y culpas que a menudo nada tienen que ver con la realidad. Con lo cual muy a menudo los debates en los que aparentemente se habla de educación son, conscientemente o no por parte de quienes participan en ellos, campos en que se libran otras batallas, otros intereses, otros conflictos.

¿Opinas igual que Subirats?
¿Crees que se desvaloriza la educación? ¿Todos podemos opinar sobre ésta?
¡Espero tu comentario!


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1 comentario:

  1. Muy sugerente la entrada. Gracias por las ideas compartidas!
    Al debatir "públicamente" sobre educación, se debate en verdad sobre otros asuntos. Uno podría imaginar que cualquier debate público tiene la misma característica y que existen dos niveles de representaciones sobre hechos sociales como la educación, el tránsito o las relaciones internacionales. Un nivel experto y otro lego. Sin embargo, ambos se expresan habitualmente en el ágora del debate público, retroalimentándose. Pero es verdad que la conversación pública sobre educación tiene algo más, algo que toca el más intimo aspecto de la vida privada de las personas, incluyendo sus aspiraciones sociales y la vocación de legar a los hijos un futuro, así como también un juicio -a veces poco informado- sobre las políticas educativas y los gobiernos. Saludos.

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