2 de octubre de 2016

(Re)flexiones congresuales. Punto final

Hoy era obligado escribir en el blog. Hoy es el día elegido para reivindicar y promocionar nuestra profesión, aunque nos pille con las zapatillas de estar por casa puestas, tenemos que hacer un esfuerzo aunque sea virtual para dedicarle unos momentos a nuestra profesión. Hay que dar el 100% si queremos que la Educación Social llegue a su plenitud.

Este post me sirve para cumplir varios objetivos. El primero es hacer un pequeño homenaje a nuestra identidad profesional dedicándole estas líneas. También me sirve para escribir de una vez ciertos comentarios sobre el Congreso en Sevilla. Eso nos lleva a un tercer objetivo, dar por zanjado aquello que emprendí hace un año y un mes de hacer de este blog algo como un monográfico sobre el VII Congreso. Además lo haría en el post número 20 de este monotema, como 20 años son los que cumple el Colegio de Educadoras y Educadores Sociales de Cataluña, felicidades y gracias por todo. La cadena continúa con su respectiva evaluación, y ese es el objetivo por el que empiezo. La vida cambia mucho en un año.

“Es tiempo un año. Si, es que es para eso, para que sea tiempo” decía Riki López en su particular presentación de la canción Cibeles, no conduzcas. Hace un año llevaba medio año desempleado, con todo lo que representa y lo difícil que es para los que no hemos parado nuestra actividad. Al poco comenzó el trabajo como Dinamizador Juvenil, que me encanta pero que conlleva un gasto de energía importante, algo muy frecuente en profesionales de la Educación Social y que se tendría que analizar. Luego vino el ser poco a poco más activo en el Colegio andaluz, algo que me entusiasma mucho y que seguiré compatibilizando. Más tarde llegó la colaboración universitaria y el comienzo de los estudios de postgrado, esto ya genera más inquietud que emoción, como es frecuente ante lo desconocido. Y todo esto sin olvidar la vida privada que también necesita dedicación y mantenimiento, que nos da la felicidad más visceral y con la que es imposible vivir. Todo esto hace que el objetivo que me planteé hace un año no lo haya cumplido, pero si no ha sido así se debe a buenas razones. Después de todo, decidí escribir por continuar en contacto con la Educación Social y debo decir que nunca me he sentido más en contacto con ella como ahora.

Casi que esta introducción al tema principal de este post está alargándose demasiado, seguramente muchas personal que empezaron a leer el post no lleguen a esta línea después de ese fragmento que parece sacado del diario de Bridget Jones. Siguiendo con las denominaciones de los ejes del VII Congreso, he decidido llamar a estar ideas críticas que me inundaban como (Re)flexiones mentales que me producen agujetas en el cerebro. No es malo ser crítico, la primera en decirlo en Abril fue Elena Aycart alegando que es necesario el pensamiento crítico en nuestro hacer. Su intervención marcó el inicio pero también la mirada que los asistentes depositaríamos los siguientes días. “Nos cansa los discursos aprendidos” dijo también, y por desgracia nos encontramos mucho de eso en el resto de ponentes. El comentario generalizado era que llevamos escuchando lo mismo desde hace doce años. Puede que mientras que sean los mismos quienes hablan, las ideas están condenadas a repetirse y no lograr la evolución que parece demandamos muchos. Me hago cargo que a Elena la menciono bastante últimamente, pero no pude hacer más fan de otra persona durante el Congreso.

Si hablamos de mismas ideas y mismas personas, tenemos que pasar a Rafael López. No lo digo de forma hiriente, a Rafael le debemos mucho los que nos dedicamos a esta profesión, pero el discurso que tuvo es el que tuvo. Que te aplaudan como actor aficionado digo que siempre se agradece y es buscado. Pero recurrir como disertante a ciertas formas para que te aplaudan en exceso me parece poco adecuado. Su ponencia, tal y como está escrita, hace por un momento alusión a las personas jóvenes, de una forma muy puntual y de pasada. Si se hubiera ceñido a eso, este joven profesional que trabaja con jóvenes y que desde su juventud intenta construir lo que le dejan porque todavía es joven pues igual no lo mencionaría. Pero cuando el comentario de Rafael es que se jubilará cuando pueda confiar en los que le siguen porque no hay activismo y están dormidos pues la cosa cambia y cansan. Lo primero decir que los jóvenes profesionales si estamos en las manifestaciones, porque en las mareas se lucha por nuestro futuro. Lo segundo es decir que tal vez no somos más activos porque claramente las organizaciones se han vuelto, en su mayoría, lugares donde abunda la “adultocracía” en las que no se les concede el mismo espacio ni la misma valía que a los menores de 35 años. Y lo tercero, si tu interés es jubilarte lo puedes hacer tranquilo. Deja el lugar a disposición, vacio, que ya vendrá alguien a ocuparlo para continuar, algo distinto a lo que hicisteis vosotros, que fue crear.

Si la Medicina no es igual ahora que hace 25 años, ni la mecánica, ni la electrónica, ni queremos que lo sea la política, ¿por qué estamos empeñados en que la Educación Social debe ser igual que en su origen? Sí, esta profesión es distinta a las citadas pero en lo más básico es una profesión. El problema está en confundir dos términos. La Educación Social reclama una estabilidad que aun no ha obtenido (o al menos esa es nuestra percepción), pero no podemos caer en pretender que sea estática, porque fallaríamos en lo más básico: la sociedad es cambiante y nuestra forma de hacer (y por lo tanto, de pensar) también debe serlo.

Esto me lleva a la siguiente (re)flexión que me estira mis fibras craneales como a la de más gente. Se la debemos a José Quintanal, un señor que en ese momento estaba entre el público y pidió el micrófono para hablar y no llegar a decir nada. Sobre nuestra denominación comentó que si “Educación” es el nombre y “Social” el apellido, por qué le damos más importancia a lo segundo que a lo primero hablando de servicios sociales y del área de lo social. Estoy de acuerdo con la respuesta que le dieron: se trata de un nombre compuesto. Lo digo aquí como lo digo siempre: ¿es posible la Educación si no es social? Desde lo más semántico de las palabras yo concluyo que no, que es imposible hacer Educación sin personas. Otra cosa es que nos centremos en la acción social desde la Educación, que sería nuestro campo de trabajo. Por eso cuando el susodicho pregunta por nuestro espacio en la Educación, solo podemos deducir dos posibilidades. Una es que todavía no se ha enterado de que es la Educación Social a pesar de impartirla en la UNED de Santander. La otra es que está cometiendo el error de referirse a las instituciones educativas con este término, simplificando muchísimo el significado de Educación puesto que, desde mi parecer con los treinta años de experiencia y vida que nos separan, entiende la Educación como un espacio y no como nuestra herramienta transversal a las acciones que emprendemos. Es lo que nos distingue de otros profesionales sociales, que nuestra perspectiva es siempre desde la Educación.

Esto se liga al triste dilema que sigue en nuestra profesión: su definición. No somos todavía capaces de definir la Educación Social y, lo que es peor, no damos la misma definición. Luego lloramos diciendo que somos una profesión joven, que no se nos conoce a nivel ciudadano, que no se nos tiene en cuenta. Pero a ver, cómo queremos que la ciudadanía sepa qué es la Educación Social si no somos capaces nosotros mismos. Y dentro de la ciudadanía se encuentran otros profesionales y las administraciones públicas. Ya tenemos una definición de tres páginas en  nuestros documentos profesionalizadores, no es cuestión de repensar, más bien de aclararnos y unificar una definición que quepa en un tuit, de unas pocas líneas. El tema pasa entonces por “reprensar”.

Y ya que hemos mencionado a otros profesionales y situaciones que se deberían solucionar desde los estudios, vayamos a la universidad. La realidad en Educación Social a día de hoy es que nos preparan psicólogos, pedagogos, antropólogos, sociólogos… Pero difícilmente son Educadoras y Educadores Sociales. Entonces el problema de las personas que somos fruto de la diplomatura y el grado, ¿haremos una buena praxis socioeducativa? No debe ser solo pertenecer a lo social, la Educación Social en las universidades es como un traje con trozos de distintas telas faltando la más importante de todas ellas. Es la continua pelea de quien primero obtiene una titulación y luego tiene experiencia, y de nuestros antecesores que tienen experiencia y luego obtienen el título. Ahora que estoy en fase predoctoral me preocupa también si una persona que solo se ha dedicado a estudiar y trabajar en la universidad puede ser considerado un autentico Educador Social. Los doctores corren el riesgo de alejarse del trabajo diario en los contextos sociales.

Y esta última (re)flexión se sirve para terminar con quien cerró el VII Congreso, Marco Marchioni, un tipo que hace tantas (re)flexiones que a sus ochenta años tiene una mente muy fornida. Le sobran las palabras que a mí me faltan y por eso le basta con decir que si no se combina la teoría con la práctica, la teoría será abstracta y la práctica inútil. Dado que he sido bastante crítico procurando construir en cada una de ellas, remato con otra gran frase de Marco que debemos tener presente: Si no hacen política* dejen de llorar.

Muchas gracias por haber llegado hasta aquí, acompañándome hasta el final del camino.



*Para Marco Marchioni, la política va más allá de lo relacionado con las instituciones y las personas dedicadas a la política. Hacer política es realizar acciones basadas en procesos participativos, siendo nosotros un recurso para la ciudadanía.

13 de junio de 2016

"Premio Toni" en primera persona

Fuente: Eduso.net
Qué dicotómica es la vida. Tenía ganas de volver a escribir en el blog, y quería aprovechar una hora de respiro que la divinidad me ha concedido, pero lo hago sobre un pequeño apunte del Congreso con el que no me siento a gusto. Se trata de la entrega de premios de la 3ª Edición del Concurso de Proyectos en Educación Social “Memorial Toni Julià”. Como ya he comentado, es sabido y publicado, el proyecto que presentamos (en plural, siempre plural) tuvo la suerte de ganar en la categoría colectiva. No digo que no me guste el reconocimiento o que sea contrario a este tipo de eventos. La dicotomía viene cuando uno quiere escribir y lo hace en algo que no le es agradable puesto que no está acostumbrado ni le gusta escribir en primera persona. Una característica contrarresta la otra para así quitarme de encima el tener que hacerlo, porque de lo contrario podría parecer que no me importa este tema o no estoy agradecido y eso no es así.

Qué curioso esto y representativo de nuestra profesión, ¿verdad? No nos gusta hablar de nosotros mismos y menos de logros, que no son más que alegrías, porque no es de buen Educador Social el salirse de la humildad extrema. Ese es un post pendiente y relacionado con el Congreso: los “complejos” de la Educación Social. Bueno, pues me salgo de lo supuestamente establecido, con miedo y con desagrado, pero con ganas de escribir y dejar zanjado el tema. Además, dentro de poco seré uno de los pocos que quedan por hacer crónica del asunto, y ya que estamos le daremos la perspectiva desde dentro. Con un poco de humor, si cabe, para que sea una auténtica “auto-crómica”.

Todo empezó en las Jornadas producidas el 2 de octubre de 2015, en la Universidad Pablo de Olavide, en el momento casi al final en el que dieron a conocer los nombres de los premiados. Ajeno a lo que podría suceder en ese instante, yo estaba con mi libreta de Bankia (la cual nos dieron en Valencia 2012 y que he usado para anotar en congresos y jornadas colegiales) escribiendo sobre el fantástico proyecto de Marta Prats que ha ganado en la categoría individual del Concurso (proyecto que se merece un post también por la originalidad y el esfuerzo).

Sigue el fallo del jurado en la categoría colectiva y sin leer la diapositiva escribí “Colectivo: #AL” ¡Hostia! Fue el medio susurro que me salió al darme cuenta de que era nuestro proyecto e inmediatamente agaché la cabeza. Mi compañera y amiga Irene, que al lado mía se encontraba, me preguntó qué me pasaba y sin decir nada le señalé la diapositiva. Lourdes Menacho, Secretaria General del Colegio andaluz, soltó un pequeño aullido al leer CoPESA y dijo algo así como “¡Es de aquí!”. La mesa presidida por Flor Hoyos no entendía nada. Y como el primer nombre que aparece es el de Irra, Técnico de Juventud del Ayuntamiento de Mairena del Aljarafe, hasta que no leyó “Israel Fernández Varela y Carlos Zapata de la Flor” pasaron unos segundos hasta que Lourdes exclamó: "¡Es Carlitos! ¿Dónde está?" En menos de un minuto sucedió todo esto mientras yo me hundía cada vez más en el asiento. De forma inútil me encontraron, me pidieron que me pusiera de pie y en el aplauso me senté de nuevo.

La mesa, que seguía atónita, en cuanto pudieron continuaron. Pero no volvió la normalidad. Flor Hoyos (que después diré sus títulos) dijo que le parecía mal hablar de ese proyecto si uno de los autores estaba en la sala. Le dije que no me importaba con la cabeza, mientras con las manos le pedía por favor que siguiera. Insistió en la misma idea, así que voluntariosamente me ofrecí a salir de la sala para que pudieran hablar (que era de lo que tenía ganas). Ya en ese momento, Flor me invitó a sentarme en la mesa con ellos para que fuera yo quien hablase del proyecto. En ese bloqueo mental y emocional, no sé yo hasta qué punto fue buena idea. Y añadamos los detalles de estar sentado entre Flor y Elena Aycart (que a día de hoy sigue imponiéndome a pesar de tener buena relación) y tener justo enfrente a Xavier Puig, Presidente del CGCEES, y a Rafael López, Ex-vicepresidente del CGCEES, entre otros.

Pero sin duda, lo que más me sobrecogió fue las reacciones que me encontré una vez más sereno en la mesa. Obvio los momentos de pantomima que me salen cuando estoy atacado de los nervios, y en este caso añadiéndole la vergüenza y emoción del premio. Estaba al lado de una versión de Flor un poco sobrecogida, no dubitativa pero sí me trataba con exceso respeto y nervios. Flor Hoyos, entre otras cosas ha sido presidenta y vicepresidenta de la Federación Estatal de Asociaciones Profesionales de Educación Social, de la Asociación Estatal de Educadores Sociales (antecesores del Consejo). Que a ella, mi presencia le haga reaccionar así, cuando el cortado debería ser yo al lado de tanta dedicación y relevancia que tiene en nuestra profesión, es sin duda lo que más me chocó y más dice de Flor como persona. Mientras comentaba la idea de innovación que proponíamos en el proyecto, esas filas de delante estaban atentos a lo que decía, lo que remató el impacto que me produjo Flor. Hasta hacía unos minutos era yo quien estaba sentado mirando a la mesa con atención (y en mi caso admiración) y la tortilla dio la vuelta en cuestión de minutos. Todavía no soy capaz de describir esa sensación, tal vez se deba a que jamás había sentido nada igual o al cúmulo de emociones que hace que se acelere mi corazón sólo de pensarlo.

Después de alejarme para llamar y contar la noticia, todo, afortunadamente, volvió a la normalidad, una nueva normalidad. Lo cierto es que durante las primeras semanas tuve cierto miedo y puse en duda el haber presentado el proyecto en ese momento. Confieso en estas líneas que me horrorizaba tener la sensación de haber obtenido todos los logros que podría ser capaz de conseguir con 27 años. Qué razón tendría para seguir intentando, qué motivación para llegar más lejos. Afortunadamente estos pensamientos no se corresponden con la realidad y se convierte en algo más. Se agradece el cumplido pero no hay que darle importancia. Ayuda el propio pensamiento y el razonamiento que desde un principio hice: el premio lo ha ganado el proyecto, no yo y menos yo sólo. Es colectivo, la suma de muchos esfuerzos y es mío solo es uno más. Ilusión y ya está. Bueno, y la broma entre amigos, conocedores de mi gran afición por el teatro, diciendo que tenemos un “Premio Toni”*.

Después llegó el momento de la entrega de premios, porque lo que sucedió el 2 de octubre solo fue dar a conocer el fallo del jurado. Dentro de las actividades que estaban en el VII Congreso, el viernes 22 de abril era la entrega. Para ello teníamos un grupo previo de What’sApp por el que hablábamos y ya estando todos en Sevilla tuvimos la oportunidad de hablar de forma distendida y ultimar detalles. Por parte de la organización, conocer a Flor y a Clara Beltrán sí que fue un antes y un después. Personas maravillosas que pusieron empeño en que ese día fuera especial para los tres.

Queda la siguiente anécdota. Al ser el Congreso en nuestra ciudad, Flor Hoyos se puso a buscar alguien para presentarnos. Llamó al Ayuntamiento y le dieron el número de una compañera del Área de Igualdad, la cual le dio el número de mi pareja, la cual me tuvo sin saber nada durante semanas y que le consiguió a Flor el número del actual Concejal de Juventud, que después de confirmar su asistencia al acto dijo que por problemas de agenda no podía. Dos horas lo tuvieron escondido hasta que salió y nos sorprendió dejándonos atónitos a los dos. No supimos nada en ningún momento.

Conocer a Marta Prats fue otra gran experiencia. Una referencia de la entereza, ya que ella estaba allí igual que nosotros como si lo que fuera a recoger fuese era un paquete a Correos. Ayudó bastante que pasara casi medio año desde que supimos el fallo hasta la entrega, pero no es sólo eso. El trabajo de Marta en el comedor, haciendo de ese espacio un perfecto lugar para intervenir socioeducativamente, te hace ver que queda mucho por hacer y por suerte hay personas que van más allá y consiguen sacar jugo a cualquier situación. Una labor genial de una persona a la altura de esa genialidad.

Sobre el acto, qué decir que no se haya dicho ya en otros lugares. Por suerte o por desgracia, el público fue muy reducido. Hay quien decidiría tomar el sol en una terraza, que apetecería mucho a esa hora, otros que irían a acicalarse para la cena de gala que se produciría después del acto y, lo que es muy probable también, habría gente que no sabría de ese acto, porque en el programa, tal y como se diseñó, era algo confuso. Tengo que decir, le duela a quien le duela, que incluso gente de la organización desconocía que se realizaría ese acto a esa hora. No les culpo ni me indigna, hicieron una buena labor y no todos estarían pendiente de todo. Obviando cuestiones de visualización o el interés que podría tener el conocer dos acciones socioeducativas realizadas en el país, el acto fue íntimo y lo disfrutamos. No dio lugar a estar nerviosos porque estábamos a gusto, casi en familia.

Lo curioso vino después. Se corrió la voz de la presentación que hicimos de nuestro proyecto, apoyándonos en la técnica del story-telling, y fueron muchas personas que a posteriori querían ver el video ya que “le habían contado” y demás. Curioso fue también que a Xavier Puig le encantó el fragmento de una comparsa que pusimos para terminar nuestra presentación. Tanto fue así que quiso terminar al día siguiente el Congreso con esa música (ante la mirada de muchos que no entendían el porqué de esa canción).

Termino esta larguísima entrada con esos dos videos y también enlazando al texto que realizamos con agradecimientos (así podréis disfrutar de toda la presentación completa del proyecto). Antes de irme para no volver a este tema, quiero recalcar que estoy muy agradecido por todo, el reconocimiento tanto por parte del jurado como por el resto de personas que nos abordaron exclusivamente para felicitarnos. Agradecer también esta oportunidad de conocer y estrechar lazos con personas que en la vida se me habría pasado por la cabeza llegar a intercambiar dos palabras. Nos hemos sentido muy a gusto en todo momento, bien atendidos y, cómo no, esto da fuerzas para seguir adelante.







*Los Premios Tony son los galardones que celebran logros en el teatro estadounidense, y más en concreto obras estrenadas o al menos representadas en los teatros de Broadway. Wikipedia

28 de abril de 2016

Lo recuerdo como si hubiera sido la semana pasada...

El VII Congreso Estatal de Educación Social ya se ha celebrado. Han sido unos días intensos en los que pasamos por distintos estados de ánimo hasta acabar emocionados. Son muchas ocurrencias las que se me vienen a la mente, temas para opinarlos aquí en mi rinconcito donde nadie me deja con la frase a media. No ha dado tiempo a todo lo que habría gustado hacer, pero siempre es bueno tener asuntos pendientes, para tener ganas de seguir. No es fácil combinar la principal tarea de ser asistente para estar atento a nuevos discursos, la de tuitero al que le interesa más las reacciones de quien escribe a muchas veces la densidad de quien habla, la tarea de colaborar con la organización aunque sea como "instagramer" y la tarea de presentar un trabajo condecorado manteniendo la compostura (aún cuando lo recuerdo me atacan los nervios).

Tuve la suerte de ponerle cara a más de un perfil de twitter, los que destacaría a los geniales Asier e Iñigo de Educablog. Me quedé con ganas de hacerle preguntas (bueno, me quedé con ganas de hacerle preguntas a muchísimas personas), pero así tendré la excusa perfecta para molestarlos y si da lugar, de viajar. Volví a ver a unos cuantos a los que ya le había puesto cara y ellos a mí no para asentar la cordialidad de una espero relación en el futuro. También vi a personas con las que ya teníamos una buena relación y nos alegró vernos y charlar. De forma improvisada y curiosa también sirvió este marco para encauzar malas relaciones hacia cosas interesantes. Repartí tarjetas y no recuerdo bien a quién ni quién las cogió del stand, pero será una forma de seguir en contacto y conociendo a compañeras y compañeros. Lástima que el ritmo acelerado del evento no favoreciera el encuentro ni los espacios informales, pero de eso ya hablaremos.

Hablaremos también y nos servirán los tantos tuits que nos han hecho ser trending topic al #7congreduso. Y muchos más temas que por motivos de incompatibilidad no he podido sentarme a escribir. Aunque ya se ha celebrado el Congreso, todavía queda mucho de lo que hablar y a los que nos gusta escribir, nos han dado material para ello. Porque en Educación Social se escribe ¡ojo! Igual no siempre en el contexto "academicista" de la universidad, pero se escribe.

Cuidado que me embalo. Seguiremos hablando de nuestro gran evento que como los Juegos Olímpicos son cada cuatro años. Ahora es el momento de las "olimpiadas" hasta llegar a Aragón 2020. Seguimos.

Fuente: eduso.net

20 de abril de 2016

El #7congreduso empieza mañana mismo

Fuente: mjmartínez
¡Llegó el momento! A unas horas para que la cita más importante con la Educación Social en el
estado se haga presente. Inevitablemente invade una sensación de nervios y alegría. Y eso que mi papel se queda en colaborador o voluntario, habrá que ver como andan esas cincuenta y tantas personas que están detrás de la organización de éste, el VII Congreso Estatal de Educación Social.

Los nervios quedan explicados de forma aproximada. La alegría es más compleja. En parte es por no saber que ocurrirá durante estos días, con el recuerdo que guardo tan rico del anterior. Por otra parte, una alegría enorme por la oportunidad de ver y conocer a profesionales y alumnado de todas partes de España (incluida las islas).

Desgraciadamente son más los que se quedan en casa que los que vienen a Sevilla (¿no pensaréis que sólo somos 650 en todo el pais?). Para todas estas personas ya os digo que con las redes sociales estaremos muy conectados e intentaremos que tengáis la sensación de estar "allí abajo". Seguid las cuentas que tiene "Congreso Eduso" en Twitter, Facebook y desde hace muy poco Instagram. También está YouTube (atención al canal del Congreso que igual sorprendemos con emisiones en directo o grabaciones). Y siempre que digáis algo relacionado con el evento, usad la etiqueta #7congreduso, estaremos así en contacto sincrónico (o asincrónico, depende de la hora).

En estos días son muchas las experiencias que compartiremos en FIBES y por aquí no haré crónicas como otros compañeros que suelen estar muy al día (como los admirados compañeros de Educablog). Mejor vivirlo y luego contarlo con tiempo. Este Congreso nos va a dar mucho de lo que hablar aquí, ya veréis. Ahora a disfrutarlo.